Behind every exquisite thing that existed, there was something tragic [Dorian Gray]

Dorian Gray nació en una acomodada familia rural, alejado de los ajetreos de la capital del reino y creciendo feliz en el campo, con los animales y las florecillas. Su infancia fue feliz y tan normal como la de cualquier niño de su clase, era hijo único y tenía dos padres que le dedicaban todo su tiempo y su amor. Su adolescencia tampoco fue muy diferente, habitando lejos de la frivolidad social, Dorian creció como un joven puro e inocente. Todo cambiaría, como es de esperar, el día que recibió una carta de la dirección de su abuelo. El "pobre" hombre había muerto y en su testamento legó su mansión y su fortuna a su sobrino, pues carecía de esposa e hijos. Así pues, empujado por la curiosidad y la obligación de ejercer de buen nuevo propietario, Dorian empaquetó sus cosas para viajar hacia la capital. Pero, lo que tenía que ser solo una salida de visita se convirtió en un viaje sin regreso.

Dorian, tan inocente como era entonces, no había sido capaz de imaginarse lo que le esperaría en la capital del reino y quedó rápidamente atrapado por la grandilocuencia de sus casas y la fastuosidad de sus habitantes, al mismo tiempo que todos ellos quedaban deslumbrados por su belleza. Porque si para otra cosa había servido la vida retirada del joven era, también, para mantenerlo ignorante de su gran atractivo físico. Pero el resto del mundo sí podía apreciarla y, entre él, un antiguo conocido de Dorian y gran pintor, Basil. El artista llevaba tiempo insistiéndole a su amigo que le permitiera pintar un retrato suyo y, finalmente, tras la mudanza del joven Gray, este aceptó. Y, mientras Basil pintaba aquel trágico retrato, llamó la atención de uno de sus conocidos y a la vez de los hombres más importantes de la ciudad: Lord Henry Wotton. El noble también quedó deslumbrado por Dorian, al reconocer en él aquello que había perdido ya con el tiempo, y se dispuso de inmediato a conocerlo y convertirlo en su amigo. Dorian, al principio, se mostró algo reticiente debido a la filosofía poco moral de aquel hombre pero no tardó en ser convencido por sus palabras. Lord Henry llenó la mente de Dorian pensamientos sobre la belleza y el placer, haciéndole descubrir aquel regalo que le habían concedido, su físico, y cómo podía aprovecharlo para conseguir cualquier cosa que quisiera y así fue como Dorian entró en el juego de falsedades de la gran ciudad. Y atrás quedó la inocencia campestre.

Obnubilado completamente por aquellos pensamientos se dio cuenta muy rápido que, si bien ahora era joven y tenía el mundo en sus manos, algún día su rostro también se cubriría de arrugas. Su rostro se posó entonces en el retrato que le había hecho Basil y no pudo evitar pensar que, mientras él envejecería, el cuatro se mantendría invulnerable, sin cambios. En ese mismo momento Dorian deseó poder preservarse igual que aquel cuadro y, quién le iba a decir, que la pronuncia de dichas palabra haría aparecer a un ser que le ofrecería dicha opción. Rumplestiltskin le ofreció un trato a través del cuál le concedería aquella que tanto anhelaba, no obstante, Dorian ya no era un joven fácil de engañar por lo que sabiendo que todo trato debía conllevar un precio, se leyó el contrato antes de firmar nada. En el papel se dejaba constancia que, a cambio, Dorian iba a tener que servir a Rumplestiltskin cuando este lo requiriera. El joven no encontró negativa a ello, le parecía justo, pero añadió la clausula de que lo haría siempre y cuando no fuera algo que atentara contra él directamente, ni a su deseo específicamente. Rumplestiltskin aceptó aquel añadido y el trato fue sellado. Entonces el ser Oscuro hundió su mano en el pecho de Dorian y sacó de él su corazón todavía latiendo, a continuación tomó el cuadro e lo insertó en él. "Ahora", le dijo, "tu cuerpo está ligado a este retrato y, tal y como habías deseado, te mantendrás igual cómo estabas capturado en él" y a continuación desapareció.

Dorian Gray descubriría muchísimo más tarde, tras años y años de fiestas hedonistas, que no solo su cuerpo había sido ligado a aquel retrato sino también su alma. Y por ese motivo, a cada pecado y acto inmoral que cometía, el cuadro se desfiguraba reflejando la oscuridad de su interior. No obstante, ¿qué le importaba a él si a cambio recibía el don de la juventud eterna? Su cuadro estaba a buen recaudo, bien protegido y oculto para que nadie pudiera acceder a él y atentar a su vida, y su existencia se convirtió en una mera leyenda. Y, mientras tanto, Dorian siguió con su vida durante más años y décadas; cumpliendo ocasionalmente el pacto que tenía con Rumpelstiltskin pero manteniéndose ligeramente al margen de sus asuntos más políticos.